La homosexualidad está penada en 38 de los 54 países africanos

El periodista y escritor Marc Serena (Manresa, 1983) la visitó a finales de 2011, una vez depuesto Hosni Mubarak por las voces airadas de Tahrir. Se encontró con una construcción clausurada con un enorme candado y que no atraía el interés de los pocos turistas que visitaban Egipto en aquel momento. Consiguió entrar a fuerza de ruegos y generosas propinas y tomó una foto de ese beso, un mutuo roce de narices, sutil y púdico, que era la máxima expresión de intimidad del arte egipcio de la época. El equivalente del momento a un beso apasionado en la boca actual.
Ese beso se protege de la curiosidad extranjera y los extremismos locales a apenas treinta kilómetros de El Cairo, una ciudad que ha recrudecido la persecución a los homosexuales con los gobiernos de los Hermanos Musulmanes y el mariscal Abdelfatá al Sisi y en la que el año comenzó con una redada homófoba en un hamman, retransmitida en vivo por la televisión.
Ese beso es también el arranque de un proyecto de Marc Serena que culminó, tras un viaje de siete meses por gran parte del continente africano, con el libro Esto no es africano (Xplora, 2014). Un proyecto y un libro de viajes que se centran en las historias de quince personas que viven en quince países africanos, recorridos de norte a sur, desde la capital egipcia a Ciudad del Cabo, en Sudáfrica. El denominador común de esas quince personas es que viven una sexualidad que no es la que se establece como la normalmente aceptada en sus sociedades. Son homosexuales, lesbianas, intersexuales y transexuales en un continente donde estas maneras de vivir el amor y el sexo se consideran “desviadas” e incluso ilegales.

Marc Serena subraya que la homosexualidad está penada en 38 de los 54 países que forman parte de África. El colectivo LGBT africano se enfrenta a leyes muy represivas (incluida la pena de muerte), al estigma, a la incomprensión y a casos trágicos como los de David Kato o Roger Mbede. También a avances, como el reconocimiento legal del matrimonio igualitario en Sudáfrica, que se produjo en el año 2006 y a figuras que dejan lugar a la esperanza, como la de Alice Nkom. Si hablamos de los últimos tiempos, hay que reseñar la gozosa salida de la primera revista LGBT ugandesa, impulsada por la activista Kasha Jacqueline Nabagesera, y buenas noticias para el colectivo en Mozambique o Sao Tomé, que coinciden con los rumores sobre torturas a prisioneros gais gambianos que se enfrentan a la pena de muerte, la constante violencia homófoba en Sudáfrica (que alcanza su máxima expresión en las violaciones “correctivas” de las lesbianas) y una mayor represión en países como Uganda, Chad, Nigeria, Etiopía o Egipto.
Marc Serena defiende, frente a quienes dicen que la homosexualidad no es algo africano, que lo auténticamente anti-africano es una homofobia impuesta, que se basa en leyes del periodo colonial y que revive en pleno siglo XXI azuzada por el fanatismo furibundo del Islam financiado por los países del Golfo o la ola de iglesias evangelistas de corte integrista que llega desde Estados Unidos.
http://elpais.com/elpais/2015/02/13/planeta_futuro/1423842187_005607.html

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